Mike Parsons
con Jeremy Westcott –
Todos los milagros que Jesús realizó, los hizo como hombre, un precursor de la iglesia que iba a venir. Había un cielo abierto sobre la vida de Jesús. Él vivió en ambos reinos, conectando la tierra y el cielo, y los ángeles eran parte de esa conexión. Participaron activamente en todo lo que Él hizo, desde el anuncio de su nacimiento hasta la tumba vacía. Esta es toda una dimensión de lo sobrenatural con la que Jesús interactuó, y si vamos a hacer «obras mayores que éstas» (Juan 14:12), entonces seguro que nosotros tendremos que interactuar con esta dimensión de la misma manera que lo hizo Jesús.
En la tierra como en el cielo
Jesús murió para que pudiéramos recibir una herencia. Esa herencia es tanto terrenal como celestial, tanto natural como sobrenatural, de acuerdo con la intención eterna de Dios: que el hombre ejerza el gobierno de Dios a toda la creación:
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad,
como en el cielo,
así también en la tierra.
(Mat 6:10)
A lo largo de la mayor parte de la historia de la Iglesia, el enemigo ha cegado nuestros ojos y nos ha convencido de que somos débiles, impotentes y sin efecto. Si empezamos a creer la verdad de lo que somos, de nuestra identidad como hijos de Dios, como coherederos con Cristo que tienen autoridad en los cielos y en la tierra, entonces nuestras vidas se convertirán en una puerta para que el cielo se manifieste en la tierra, tal como lo fue la vida de Jesús.
En la última publicación vimos que, al igual que la generación de Josué, estamos llamados a operar trabajando con los ángeles y los reinos celestiales. La «tierra prometida» en la que entramos es la plenitud de nuestra herencia, física y espiritual, que Dios ha reservado para nosotros. Josué se encontró con un ángel (el capitán del ejército del Señor) que vino y le dio revelación del cielo, y con un cielo abierto sobre nuestras vidas deberíamos esperar que a nosotros nos pasase lo mismo.
Espíritus ministradores
Sí los ángeles son espíritus ministradores, enviados para servir en beneficio de esos que heredaran la salvación (Heb 1:14), entonces deben de estar muy aburridos porque la mayoría de nosotros no tiene ninguna conexión con ellos. Nosotros somos “esos que heredaran la salvación” pero ¿cuántos de nosotros pedimos la ayuda de los ángeles de forma habitual?
¿Qué servicio queremos que nos presten? ¿Queremos que nos traigan bendiciones, favor, finanzas, sanidad, para nuestro beneficio o para el de otros? ¿Queremos que ministren a nuestras familias, a nuestros hijos, a nuestros amigos y compañeros de trabajo? Son mensajeros, adoradores, guerreros y mucho más. Necesitamos abrir nuestra perspectiva al respecto, y ampliarla, porque hay muchas más cosas para las que están disponibles para hacer por nosotros. Dios quiere que ampliemos nuestra comprensión -y experiencia- de lo angélico, para que podamos hacer las cosas que hizo Jesús.
Cuando nuestro nieto estuvo gravemente enfermo, oramos para que los ángeles rodearan esa habitación, para que el espíritu de la muerte no tuviera cabida en ese lugar. Cuando entramos se podía sentir la presencia de los ángeles porque nosotros los habíamos enviado. La recuperación de mi nieto sorprendió a todos en aquel hospital.
Atributos personales de Dios
Los ángeles suelen actuar cuando se menciona un atributo personal de Dios, como el brazo, la mano o los ojos de Dios. Dios es espíritu y no tiene un cuerpo físico como tal. Cuando se presenta en persona, viene en una nube oscura para nuestra protección. Pero los ángeles son los ejecutores de las acciones de Dios y el instrumento de la revelación de su ser personal al hombre.
La actividad del Espíritu Santo se confunde a menudo con la actividad de los ángeles. Un argumento común que se escucha de personas que no creen que debamos relacionarnos con los ángeles es el siguiente ‘no necesitamos ángeles, porque Dios envía al Espíritu Santo’.
El Espíritu Santo es Dios. Sólo fue «enviado» una vez, el día de Pentecostés, para venir a llenar la iglesia. Nosotros tenemos esa experiencia por nosotros mismos cuando nacemos de nuevo y somos bautizados en el Espíritu Santo. Él es nuestro Guía interno, Consolador y Consejero, y nos trae una sensación de amor, alegría y paz. Sabemos que somos hijos muy amados: es el Espíritu Santo el que actúa. Y es Él quien trae el poder y la unción para nuestra misión. No pretendo minimizar la importancia del Espíritu Santo.
Pero Dios utiliza a los ángeles para lleva a cabo sus propósitos, por eso creo que el temblor, el calor, la electricidad, la fragancia, etc., que podemos experimentar en la adoración son en realidad presencia angelical. Pero eso es Dios, dirás tú. Estoy de acuerdo, es Dios. Es Dios quien utiliza a los ángeles para manifestar estas cosas y que nosotros podamos experimentarlas.
El ángel del Señor
Se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía … Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. (Éxodo 3:2,4)
¿Hasta qué punto fue el ángel y hasta qué punto fue Dios? Creo que todo fue el ángel – y todo fue Dios, usando el ángel para hablar con Moisés.
El ángel de Su presencia
En todas sus angustias Él fue afligido, y el ángel de su presencia los salvó; en su amor y en su compasión los redimió, los levantó y los sostuvo todos los días de antaño (Isaías 63:9)
Podemos sentir la presencia de Dios en la presencia de los ángeles. Los ángeles nos comunican Su presencia. El ángel de Su presencia puede traer amor, y misericordia – y, según esta escritura, redención y salvación.
La mano del Señor
Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando (Dan 10:10-11).
Cuando temblamos y nos estremecemos, ¿estamos siendo tocados por un ángel?
Los ojos del Señor
Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo (2º de Crónicas 16:9)
El temor del Señor
Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra… Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus enemigos. (Éxodo 23:23,27).
Dios envió a los ángeles delante de su pueblo cuando entraron en la Tierra Prometida. Al tratar de entrar en nuestra herencia, podemos esperar que los ángeles vayan delante de nosotros y preparen el camino.
La palabra del Señor
A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: 8 Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos. 9 Entonces dije: ¿Qué son estos, señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré lo que son estos. 10 Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Estos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra. (Zacarías 1:7-10)
Es hora de que veamos a los ángeles comisionados y desbloqueados. No hay nada malo en que pidamos a Dios que haga estas cosas por nosotros, especialmente cuando somos bebés espirituales. Pero a medida que maduramos, comenzamos a entender que tenemos la autoridad para enviar a los ángeles por nosotros mismos.
¿Cuántos ángeles hay?
Jesús dijo que podía invocar instantáneamente a más de doce legiones – o más de 72.000 (Mateo 26:53). Si somos coherederos con Él, ¿a cuántos podemos llamar? Pero el enemigo quiere mantenernos inefectivos, por lo que nunca se nos ha enseñado que Hebreos habla de incontables miles (Heb 12:22). Y hay 10.000 x 10.000 = 100 millones de ángeles rodeando el trono en el cielo (Ap 5:11).
Si los ángeles son tan numerosos como las estrellas del cielo (véase Ap 12:4), entonces hay alrededor de mil millones de estrellas en nuestra propia Vía Láctea, y entre 1022 y 1024 estrellas en el Universo (es decir, el número 1 con entre 22 y 24 ceros después). Son muchos ángeles.
¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? (Heb 1:14 énfasis añadido)
Dios hizo a los ángeles, y los hizo para nosotros.
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Este artículo se publicó originalmente en inglés.